Para empezar debo reconocer que no soy un experto en orden público. Para escribir este artículo me baso en mis propias impresiones, así como en las de la gente que conozco. Pero también en unos cuantos datos que son públicos y que pueden darnos cierta idea de cómo está la situación del orden público en Cieza.
En nuestra ciudad tenemos dos fuerzas o cuerpos de seguridad. Por un lado está la Guardia Civil, cuya jurisdicción dentro del término municipal se circunscribe a las zonas rurales, a cierto tipo de delitos y al tráfico en las carreteras de ámbito regional y estatal. Solo si es necesario y previa petición de las autoridades locales (o como ocurrió durante el confinamiento, por orden gubernativa) o emergencia la Benemérita se despliega de forma general dentro de la ciudad. El otro cuerpo de seguridad que vigila el orden en Cieza es la Policía Local o Municipal. Esta fuerza es la responsable de la vigilancia del cumplimiento de la ley dentro de la localidad y también en el término municipal, así como en vías locales. Es de hecho “la policía de la ciudad”, a la que se suele recurrir en caso de necesidad o urgencia.
Lamentablemente esta última está pasando por malos momentos. Un hecho que básicamente se debe a la escasez patente de agentes que padece, agudizada en los meses recientes por hechos como la desgraciada desaparición de algunos de ellos o la baja o cuarentena por COVID-19 de hasta cinco miembros de la actual plantilla. Una plantilla de por sí corta, ya que ni siquiera alcanza los cincuenta agentes cuando Cieza debería contar, por su tamaño y entidad, con al menos setenta. Pero hay que tener en cuenta, además, que buena parte de las jubilaciones que se han producido entre los agentes no han sido cubiertas por causas diversas, como el hecho de que en las últimas pruebas selectivas realizadas ningún candidato haya conseguido plaza.
De hecho, y a la hora de escribir esta columna, algunos medios informativos afirman que, con las bajas actuales, la plantilla de la Policía Local apenas cuenta con veinte agentes y que en cada guardia solo puede movilizar a tres. Unas cifras absolutamente insuficientes no solo para garantizar el orden y la seguridad en momentos de especial gravedad como el que vivimos, sino para dar un servicio mínimamente coherente a Cieza y su término municipal. Y eso se nota.
Se nota, por ejemplo, en la escasa presencia policial por las calles. Y no es una impresión personal, sino una sensación general entre los vecinos de la ciudad. De hecho, y a pesar de pasear con asiduidad por las avenidas ciezanas y circular en coche por sus calles , es difícil llegar a ver un coche patrulla de la Policía Local. Y, entiéndaseme bien, no por ineficacia, sino por falta pura y dura de personal. Se nota, como me han comentado varios vecinos, en el descaro con el que ahora se aparca en doble fila o en vados, sin ningún temor a ser multados por ello. Se nota en el aumento de infracciones de tráfico, de escapes libres de motocicletas que campan a sus anchas o de maniobras ilegales en nuestras calles. Se nota en la creciente cantidad de personas irresponsables que o no llevan mascarilla o la llevan de forma irregular y que no temen ser castigados.
¿Soluciones? Es sencillo: aumentar la plantilla por encima de las estimaciones de necesidades de la localidad. Porque es difícil mantener una fuerza operativa mínima si no se cuenta con una dotación suficiente de agentes para cubrir, por ejemplo, las bajas por enfermedad o las excedencias, además de los traslados y jubilaciones. Hay que tener en cuenta que el orden público no solo es una necesidad perentoria, sino que además la ausencia del mismo o la sensación de inseguridad son problemas que causan desasosiego y malestar entre la población. Sé que en ocasiones es difícil cumplir este objetivo, ya que nos podemos encontrar con obstáculos como la falta de éxito de los aspirantes en las pruebas de acceso al cuerpo, o la acumulación de jubilaciones de agentes en periodos cortos de tiempo. Pero creo que hay que hacer todo lo posible para garantizar este servicio. Me consta que desde la corporación municipal se está intentando, y espero que se pueda solucionar el problema con la mayor brevedad, con el apoyo de los grupos de la oposición en el consistorio.
Hay otras posibles soluciones, alguna de las cuales se están intentando en estos momentos. Es el caso de la petición del Ayuntamiento de Cieza a la Guardia Civil para el envío de refuerzos a la localidad, con el objetivo de paliar así el déficit de agentes de la Policía Local cubriendo parte de los servicios ofrecidos por esta. También debería volver a ponerse sobre la mesa la instalación en Cieza de una comisaría de la Policía Nacional. Aunque se ha pedido desde los diferentes gobiernos municipales de los últimos lustros, la respuesta del gobierno central ha sido siempre negativa. Pero habría que insistir para que, aunque fuese de forma temporal, la Policía Nacional desplegase efectivos en una localidad que apenas tiene veinte agentes operativos para garantizar la seguridad de sus treinta y cinco mil habitantes.
En resumen: nadie puede negar que en Cieza las fuerzas de seguridad son demasiado escasas para garantizar precisamente eso, la seguridad de sus habitantes. Por ello creo que es necesario incrementar los esfuerzos para solucionar, a la mayor brevedad posible, un problema que se agrava con la dramática situación que padecemos en este momento.
