Lo cierto y verdad es que yo lo conozco y sé que, cuando está en su ambiente, es más fresco que una mañana de enero, pero, lo que no esperaba es que fuera capaz de alardear, sin miedo alguno, que era de Cieza y que la Virgen del Buen Suceso estaba en el cartel de este año, les pareciera bien, o no, a los señoritos de la capital. En esa bravura, en esa fuerza y en ese ‘’me da igual todo’’ encontré un motivo de orgullo y una sonrisa de gilipollas profundo. En sus palabras estaba resumido el orgullo que muchos creativos ciezanos sentimos cuando salimos fuera de nuestras fronteras locales a mostrar nuestro trabajo. Nos da igual todo, pero, ante todo, llevamos a gala que somos de Cieza, nacidos al amparo de la Atalaya y acunados en las aguas mansas del Río Segura y en los brazos del Cristo del Consuelo. Nuestros trabajos son un mero vehículo para, en las presentaciones, protocolos y currículums poner como primera palabra el nombre de la ciudad que ha inspirado nuestros disparos de carrete, nuestras pinceladas sueltas o nuestros recortes para hacer collage.
Sé que hay algo que nos influye. Sé que el contexto tiene mucho que ver en nuestra obra y sé que ver atardecer por el Almorchón, coger vitamina D por el Paseo Ribereño y caminar por la piedra del casco antiguo nos ha ido configurando con el paso de los años. Nuestras obras no serian las mismas si no hubiéramos nacido en Cieza. Podríamos haber nacido en Madrid, Barcelona o Las Urdes que nuestra capacidad creativa nunca tendría el poso, el sosiego, la querencia y el cariño que nuestros vecinos nos transmiten en el día a día y muy especialmente cuando nuestras obras acaparan portadas de prensa, minutos de radio o de televisión. Nuestro entorno nos define, nos permite crear y nos permite, como un regalo del cielo, poder coger nuestros bártulos e ir al emplazamiento que deseamos. Si no que se lo digan a Paco Chicha cuando este verano cogía su caballete, su lienzo y su Vespa y se iba en busca de la Andelma para reflejar en su obra ese paisaje tan murciano y a la vez tan árabe.
Antonio José Villa Vázquez, Mariano Rojas, Juan Fernández Saorín, Lisón, Aurora Montoya, José Víctor Villalba, Pascual Lucas Motellón, Fernando Galindo, Carrillo Marco, Antonio Jesús Yuste Navarro, Miriam Martínez, Bonifacio Pérez, Salvador Susarte, Pepe Lucas, los Penalva, Francisco García Alcázar, Gómez Villa, Inmaculada García, Felisa Gómez, José Semitiel, Margarita Jiménez, Lorena Martínez, Vanesa Rojas o Francisco Martínez tienen siempre algo en común en sus obras, que son artistas de la Atalaya.
Os espero en quince días. Mientras sigo observando la vida.