Lamentablemente, el tema por el que se habla de Murcia es muy poco edificante: el presidente regional está siendo investigado (imputado) por cuatro delitos dentro del conocido como ”Caso Auditorio”, y el partido político que daba con su apoyo estabilidad a su gobierno, Ciudadanos, exige su dimisión en cumplimiento del pacto firmado.
El presidente, sin embargo, se niega a dimitir y se enroca en su cargo. Recurriendo a circunloquios y sorprendentes reinvenciones de palabras, se saca de la chistera figuras legales que no existen para intentar convencer al respetable de que está cumpliendo a rajatabla lo que pactó y firmó en su momento con Ciudadanos. Pero me temo que no convence a nadie, ni siquiera a sus propios compañeros de partido.
¿Qué escenario se abre ahora en la política murciana? Pues básicamente cuatro, que son los siguientes:
-El presidente es desimputado y no dimite, manteniendo el apoyo de Ciudadanos, como ya han hecho público que harían los portavoces de esta formación política. Todo seguiría igual, aunque el desprestigio de ambos partidos iría en aumento.
-El presidente no dimite aun manteniéndose la imputación contra él. Recibe el apoyo de su partido, pero pierde el de Ciudadanos, aunque este grupo no pacta una moción de censura con el resto de la oposición y permite que el Partido Popular siga gobernando en minoría, incluso con apoyos puntuales. Este escenario de gobierno en minoría produciría una gran inestabilidad política en la Región, y perjudicaría mucho la imagen de Ciudadanos, una de cuyas principales señas de identidad es precisamente la lucha contra la corrupción. También el prestigio del Partido Popular caería muchos enteros por mantener a un presidente de comunidad autónoma que está imputado judicialmente.
-El presidente, imputado o no, dimite. El Partido Popular elige un nuevo presidente y líder regional, manteniendo el apoyo de Ciudadanos. Ambos partidos salvan la cara y su pacto de gobierno sigue adelante.
-El presidente, aunque continúa imputado, no dimite.
Ciudadanos rompe su pacto de gobierno y se explora la posibilidad de una moción de censura con los partidos de la oposición, PSOE y Podemos, cosa esta última que de hecho ya está ocurriendo. Pero para Ciudadanos el objetivo de la moción sería precipitar la celebración de elecciones anticipadas, mientras que PSOE y Podemos aspiran a la formación de un gobierno de coalición que finalice la legislatura. Por ello este escenario es poco creíble, a no ser que alguna de las dos opciones ceda ante la otra. De cualquier forma, una moción de censura que perdiese el gobierno regional desprestigiaría al Partido Popular y a su líder regional y presidente a nivel externo al partido, pero tal vez cohesionaría más a sus militantes, mientras que una posible rebatiña entre los otros tres partidos del arco parlamentario murciano por definir el objetivo de la moción de censura les perjudicaría también a nivel de imagen a ellos.
¿Cuál de estos escenarios será el que veremos? No lo sé. En realidad, ni siquiera me atrevo a dar un pronóstico. Lo normal en una democracia avanzada es que el presidente, ante una imputación firme, hubiese dimitido. Así habría ganado en prestigio como político, y habría ahorrado muchos problemas a su propio partido y vergüenzas a la Región. No lo ha hecho, por lo que todo se complica mucho, máxime cuando a nivel nacional el Partido Popular parece apoyar sin fisuras a Pedro Antonio Sánchez, a pesar del mal que está haciendo el presidente murciano a su imagen política y pública. La cuestión es que Ciudadanos ha dado como plazo límite el 27 de marzo para que el presidente Sánchez tome una decisión, así que, salvo sorpresa, tendremos que esperar hasta ese día para conocer cuál va a ser el futuro político de nuestra Región.
