Muchos deciden dedicar este respiro de dos días a los amigos y a la familia en un buen establecimiento donde se lo den todo hecho. Por el contrario, otros prefieren dedicarse tiempo a sí mismos, ya sea disfrutando en casa de un buen libro, o de un paseo al aire libre en el que, normalmente, apenas te cruzas con menos personas que dedos tienes en la mano, bien, porque son aficionados al deporte, o porque buscan esa paz íntima que sólo se puede encontrar en aquellos lugares en los que el paisaje obnubila tu mente, capaz de dejarla en blanco sin más esfuerzo que el de contemplar la inmensidad de lo que te rodea.

Sin embargo, las restricciones de movilidad y de horario nos han obligado a modificar nuestro ritmo de vida. Aquellos que no valoraban el tiempo con la familia, ahora lo hacen; otros que no valoraban un buen paseo al aire libre, actualmente lo han convertido en un plan obligado, perfecto y seguro. Tener que estar en casa antes de medianoche ha conseguido que la naturaleza una a más gente los domingos de buena mañana en el monte que unas copas un sábado noche. Aunque sí que es cierto que hay algo que no ha cambiado, sin publicar una foto en redes no existe constancia alguna que demuestre que te has adaptado a este nuevo ritmo.

Ante la necesidad de mantener un distanciamiento social, los espacios naturales se convierten en vías de escape para evitar las aglomeraciones de la ciudad. Para ello, en Cieza no hace falta irse muy lejos. Tenemos la suerte de poseer un paseo ribereño, como lejos, a 15 minutos andando de casa. Un paseo ribereño que se presenta como una gran oportunidad para escapar del ritmo frenético del día a día. Escapar para vivir el presente y alejarnos de todo (y de todos). Todavía más si a esto se suma el estrés que genera convivir con la incertidumbre de no saber qué será en un mes, porque en cuestión de días la Covid-19 es capaz de cambiarlo todo.

La afluencia de personas que salen los domingos por la mañana de ruta en Cieza es un hecho que se puede extrapolar a otros puntos de España. Hace un par de semanas, los madrileños colapsaron las carreteras de acceso a Navacerrada. En verano, el alquiler de casas rurales casi le quitan el protagonismo a las casas cerca de las orillas kilométricas y abarrotadas de gente. Además, el mercado inmobiliario tampoco ha quedado exento de cambios. Como si fuésemos seres fotosintéticos, es importante que un hogar en el que entre demasiada luz. Si antes esto ya era importante, ahora todavía más. Los patios, las terrazas, los ventanales, son un lujo.

La salud mental hay que cuidarla. En ocasiones, basta con romper la relación con Netflix y salir de casa en busca de un respiro. Darle al play a una lista de Spotify en modo aleatorio, combinar el pop español con el peor reggaetón del mundo o, simplemente, escuchar el transcurso del río es suficiente para desconectar. Lo que está claro es que la nueva normalidad ha llegado para quedarse y, de entre todas las medidas restrictivas que se han impuesto hasta el momento, maravilloso sea el toque de queda si ha conseguido acercar a los ciudadanos a un modo de vida más saludable.