O peor. En la Región de Murcia poco de nuevo y nada de bueno tenemos para este curso. La Consejería de Educación ofrece cifras rimbombantes que pueden engañar al profano, pero os puedo asegurar que la realidad tras esas cifras sigue igual que el año pasado y que el anterior. La tan cacareada recuperación económica no se nota en la educación murciana. Los recursos dedicados a los centros educativos públicos no han recuperado prácticamente nada de lo que perdieron durante la crisis, hasta el punto de que la mayoría de ellos cuentan con un 30% menos de presupuesto para mantenimiento que antes de la citada crisis. Eso sí, no hace falta que os diga cuánto han subido los suministros básicos como la electricidad, el gasóleo de calefacción o el agua, a cuyo aumento de precio hay que hacer frente con un presupuesto recortado que, además, prácticamente nunca llega en los plazos establecidos.
Los profesores siguen igual, con entre 20 y 21 horas lectivas semanales en secundaria y 25 en primaria. El aumento en horas lectivas que las medidas del gobierno de Mariano Rajoy supusieron no se ha modificado en absoluto. Lo mismo ocurre con el plazo mínimo de dos semanas para cubrir las bajas del personal docente, que deja a los alumnos con dos semanas menos de clase cuando uno de sus maestros o profesores enferma. Profesores y maestros a los que, de momento, se les descuenta hasta la mitad del sueldo si la baja dura más de tres días.
Las ratios alumnos/profesor no mejoran ni a tiros. Bajar estas ratios sería sencillo: bastaría con, aprovechando el descenso de alumnos que se está verificando en todo el país y en nuestra Región también, mantener el número de grupos y de profesores, lo cual no requeriría ninguna inversión adicional. Pero como en nuestra educación, sobre todo en Murcia, priman otros intereses, lo que se puede ahorrar por este motivo se ahorra y se destina por ejemplo a subvencionar los Bachilleratos de los colegios privados más elitistas y caros.
Porque en este aspecto sí se han verificado mejoras, pero sólo para los más pudientes. Mientras que los fondos destinados a la educación pública en Murcia menguan o como mucho se mantienen, los destinados a la educación privada no hacen sino aumentar. Y no me refiero a los colegios concertados que ofrecen sus servicios en la educación obligatoria, sino a los estudios no obligatorios (Bachillerato, FP) que hasta ahora ofrecían a precios carísimos centros privados y en los que estudiaban los vástagos de las clases adineradas de la Región. Dando la vuelta a la tortilla y amparándose en una pretendida e increíble “libertad de elección” las arcas públicas han liberado a los murcianos más ricos de pagar las mensualidades de estos colegios por los estudios de sus hijos, mensualidades que ahora pagamos entre todos. Y no estamos hablando de nimiedades, sino de cuotas mensuales de hasta 600€ por estudiante, hasta el punto que el gasto que la Consejería de Educación realiza para pagar estos conciertos supera con creces todo el dinero destinado a mantener a todos los institutos públicos de mayor tamaño de la Región. Y eso que apenas se ha comenzado a subvencionar a los colegios considerados “de élite”; imagínese el lector qué ocurrirá cuando los conciertos se extiendan por doquier. Y para más inri, teniendo como tiene Murcia una red de centros públicos más que suficiente para atender la demanda regional de plazas de Bachillerato y Formación Profesional.
En cuanto a las cuestiones materiales, muchos centros necesitan con urgencia absoluta reformas y mejoras en sus instalaciones y equipamientos. Es difícil atender a tantas necesidades de infraestructura de forma simultánea, pero también es cierto que si se dedican valiosísimos recursos a los innecesarios conciertos de enseñanzas no obligatorias no se puede después presumir de absolutamente nada en este sentido, o buscar disculpas para la falta de inversiones. Un ejemplo: según los últimos informes emitidos el sistema educativo de la Región de Murcia encabeza, pero por la cola, el ránking de peores y más escasos equipamientos informáticos de todo el país. Sin embargo las inversiones en este sentido no han variado, o incluso han disminuido, y aun a riesgo de repetirme, insisto en que ello se debe a que hay otras prioridades que atender, y no precisamente las del interés general, sino las del interés de unos pocos.
Son muchos más los problemas que afectan a la educación, tanto nacional como regional. Desde Madrid llegan muchas palabras, pero pocos medios, y en Murcia el gobierno regional sigue con su objetivo de primar al sector educativo privado sobre el público, lo que se traduce en una mercantilización de la educación y su reducción a una actividad en la que priman objetivos que poco o nada tienen que ver con el que debería ser su único y verdadero fin: la formación de ciudadanos no sólo en conocimientos, sino también en valores y su desarrollo como personas.
