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Viernes, 19 de Abril del 2024
Friday, 21 August 2015

El Viaje (final) a ninguna parte. “Me gusta”

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Bartolomé Marcos Bartolomé Marcos

CLR/Bartolomé Marcos.

En realidad no me gusta, pero esa no parece ser opción admisible. Uno puede picar sobre el “me gusta” o simplemente abstenerse de hacerlo. Son las reglas del omnipresente pero fantasmagórico “feisbú” en el que hoy por hoy todo el mundo se retrata y donde la mayor parte de la población desarrolla su vida social...o lo que queda de ella. Lo que sucede es que no hay que pagar nada, es gratis, y...bueno...hoy por ti y mañana por mí, que seré yo (mañana...) el necesitado de aliento.

Yo te pongo un “me gusta” y mañana me lo pones tú a mí y seguimos jugando al jueguecito insoportable y aburrido de alimentarnos recíprocamente los egos. A los que tenemos bastante más de medio siglo nos parece mentira haber llegado a contar los tres o cuatro amigos que al cabo se tienen en la vida sin la ayuda de esta poderosa herramienta descubridora y facilitadora de lo que siempre se rigió por las afinidades electivas. ¿Qué habría sido de la amistad en el mundo sin el “feisbú”?.

 

Fíjense en que hasta el “me gusta”, como no es mío ni lo quiero porque a mí no me gusta casi nada, (entre otras cosas, la feria de Cieza que nos ha organizado el tripartito, ni las de antes, ni las de pasado mañana o más después) lo he puesto (el “me gusta”) entre comillas, porque nada que no sea mío quiero para mí, ni para que pase como mío ante los demás, sin serlo. En mi casa me repiten con frecuencia que es que soy muy divertido, vamos, y me lo dicen textualmente, “eres (soy) la alegría de la huerta”, pero yo no engaño a nadie, soy lo que aparento, un tipo serio, reconcentrado y taciturno, llegado a la provecta y venerable edad de la jubilación, que cada semana me peleo con adjetivos, subordinadas encadenadas y paréntesis interminables, para progresivo desquicie de mí mismo y de quien sigue empecinado en leerme quizá como un ejercicio de masoquismo, inasequible al desaliento. Gracias, amigo. Lo cortés no quita lo valiente. Persevera. Percibo tu aliento, lo siento, aunque no hagas clic sobre el “me gusta”.

 

Porque, y esto viene a cuento de las comillas antes mencionadas, esa es otra...no son pocos, sino bastanticos y hasta muchicos los seres humanos de Cieza amigos de la literatura (ajena) que un día sí y otro también estrenan meritoria e insólita obra literaria en la red, aquí esa especie de nube metafísica en la que todos se encuentran sin tocarse hasta que acaban tocándose las pelotas unos a otros para estupefacción primero y regocijo después de quienes vemos esos toros (a los toros de verdad ni con la puerta de la plaza abierta iría yo a verlos), desde la barrera de nuestra progresiva y creciente invisibilidad. En el expolio de la propiedad intelectual que se perpetra ridícula y descaradamente de manera habitual en las redes antisociales para enmascarar miserias humanas, prima la poesía, por cierto, sean óperas primas o postreras y hasta póstumas, que en el expolio intelectual que decía, para adorno de vanidosos y pobres de espíritu, todo vale, y entran a saco con todo lo que encuentran en la red, espacio virtual y utópico, territorio de la mentira al que quizá le cuadre mejor que a ningún otro lo de “ninguna parte”, pues que en ninguna parte está. Muchos hablan de una misteriosa nube.

 

Entran a saco, digo, lo llenan, y descargan después el saco, en una limpia operación de latrocinio de mano invisible y guante blanco, y comando finalmente de copy & paste (copiar y pegar), la herramienta más poderosa de Windows, cambiando oportuna y convenientemente nombres y apellidos sin engañar en realidad a nadie más que a sí mismos, porque parece bastante increíble que la gente pueda llegar a ser tan crédula que se trague como si fueran de autoría de los activísimos y prolíficos copiadores de textos “feisbukianos”, escritos y poemas de reconocidos premios Nóbel o autores de los siglos de Oro. También es verdad que no hacen daño a nadie, pero - ya que “escribir en España es llorar” tal cual dejara dicho Mariano José de Larra - está muy feo eso de apropiarse de las lágrimas de otros. Además, si la red pone muy fácil hacerse pasar por un gran escritor, fácil es también en la red descubrir a los tramposos. Basta con introducir algunas líneas en el programa “Plagium” y darle a “intro”. Verán cuantas sorpresas se llevan.

 

Pues sí amigos...cada mañana, puntualmente, y me sospecho que muchos apenas rompe el alba la nocturna tiniebla (va por ti, nietecica, que para eso naciste, para romper la tiniebla de la ignorancia, de la maldad y de la estupidez en cualquiera de sus manifestaciones), miles de ciezanos y ciezanas buscan su chute de moral y adrenalina en ese invento de nuestro tiempo contra la soledad insoslayable que se llama “feisbú” o cualquiera de las otras exitosas variantes que la red proporciona para conjurar el aburrimiento, el tedio existencial, el profundo sinsentido de sus vidas. Buscan textos, fotos, vídeos, cliquean incansablemente sobre el “me gusta” y se hacen adictos al placebo, creyendo que así están menos solos y son más felices, porque “la felicidad es un pájaro azul que se posa en un minuto de nuestra vida y después levanta el vuelo, y Dios sabe en qué otro minuto se volverá a posar”, como le decía Florita a Numeriano en la divertida obra de Carlos Arniches “La señorita de Trevélez”, para responderle un tanto más escépticamente Numeriano con aquello de que “Sí; pero figúrate que ahora viene el pájaro y se posa, pero luego viene uno y nos lo espanta y encima lo divulga, y ¿qué pasa? Pues que te pesa. Hay que estar en todo”. Intelligenti pauca.

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