Pedro Sánchez llegó a Bruselas sin papeles y sin ideas, como va siempre a todas partes, en su estado natural. Probablemente él piensa que ha conseguido engañar también a Europa. Pero no sabe que a Europa le da igual lo que él piense. Mientras, en su casoplón de Galapagar, instalada en el cielo prometido conquistado por asalto por su intrépido y coletudo paladín, bien protegidos ambos de contingencias, azares y avatares cotidianos en este horizonte incierto que hoy por hoy asoma desabrido hocico ante nosotros, la incongruenta, incoherenta e incompetenta ministra de Cuento e Igual Dá, Doña Irenita Montera, vive marital vida plácida de pareja fecunda y bien fecundada con su verborreico y ahora vicepresidencial coleguita de aventura al final de la escapada felices años 60… ¡Ozú y qué parrafada m´a salío, joer! Sigo… …
Don Pedro I el Fatuo es saludado y aplaudido por acólitos e incondicionales allá por donde esculeando pasa y pisa, cual Amazónico Imperator: «Tú eres el Señor y tú eres el primero, de todos los hombres el más afortunado. Eres el victorioso y lo serás por toda la eternidad. Amazónico, tú, sí, sólo tú, eres el victorioso». Y todo un coro infantil, ¿verdad, Cipión amigo?, va cantando la canción, sobre la que sobrenada, cuando tú la tarareas, tu inconfundible tonillo socarrón…
Verdad, amigo Berganza. Bien dices y dices bien: palmas, palmitas/ higos y castañitas,/ azúcar y turrón/ para mi niño son./ Palmas, palmitas,/que viene su papá/ palmas, palmitas/ que en casa ya está ¡¡¡Bieeeennnn!!! ¡Ah! ¡Qué bonita canción infantil! Y digo esto porque no he visto todavía a nadie descontento con el acuerdo de ayudas económicas que nuestros dirigentes han firmado recientemente en Europa. Porque me pregunto yo: ¿qué coño hay que celebrar por bajarnos los pantalones y pedir a los banqueros flamencos un pastizal de tres pares de güevos, cuya devolución nos va a tener asfixiados las tres próximas décadas? (…) los holandeses dan a entender al mundo que ellos "viven para trabajar" como las laboriosas hormiguicas y que no gozan de ninguna clase de lujos. Pobreticos míos, debe ser que viven allí en chabolas de paja sin calefacción alguna, que es lo más sostenible medioambientalmente que se me ocurre, que visten con pieles de animales fenecidos de muerte natural y que viven en comunión con las demás especies vivientes en su calidad de cazadores recolectores (…)Sin embargo, a pesar de las apariencias, hay que ver cómo les molan los usos y las costumbres de la Hispania (sol, paella, flamenco, juerga nocturna y playeo) cuando aterrizan por estos lares. Pero la verdad, todo hay que decirlo, es que los paladines holandeses de este Nuevo Orden Económico Mundial, que pretenden, con las deudas de los Estados, poner de rodillas a los enemigos de siempre a los que no pudieron jamás derrotar militarmente, ingresan más de lo que gastan, lo que les permite estar en una fantástica posición para prestar dinero a gente derrochadora que lo necesite. El caso es que el acuerdo al que se ha llegado, y que justifica el mentado palmeo que sus súbditos y acólitos han regalado a los oídos del ególatra líder que maldirige España, se ha materializado en un préstamo de 140.000 millones de euros, de los cuales 67.000 millones tenemos que devolver con intereses. Este rescate va a dejar en pañales al de 2012, que fue de 50.000 millones de euros, o sea, un tercio del de ahora. Cuando el efecto anestésico de los ERTE dé paso a ERES en toda regla, el paro ascenderá a cotas insospechadas (los expertos vaticinan cifras escalofriantes, en torno al 25%), pero para entonces no habrá 50.000 abuelos dispuestos a ayudar con su exigua pensión a sus hijos y nietos a sobrevivir a esta nueva crisis, como sí lo hicieron con la anterior. Han sido ventilados por una pandemia desatada por unas insensatas manifestaciones multitudinarias permitidas y hasta alentadas por el Gobierno de las que sus organizadoras no han reconocido su responsabilidad, ni han pedido perdón a los familiares de los fallecidos, ni han admitido la cifra real de muertos y ni siquiera se han dignado despedirlos según el rito cristiano, por otro lado mayoritario en este país. El rejonazo a los sueldos de los funcionarios, colectivo al que este Gobierno propuso subirle la pasta para ganarlos para su causa, va a ser inminente (…) una de las cosas buenas que para nuestros dirigentes ha tenido la pandemia ha sido la desaparición de la nómina de las pensiones de unas cuantas decenas de miles de jubilados, los cuales han pasado a mejor vida desprendiéndose Papá Estado de la carga de la paga, y de sus caros y crónicos tratamientos médicos. Y si esto sigue así y tenemos que adquirir esa inmunidad natural de rebaño tan cacareada por el Gobierno, todavía están por caer unos cuantos miles más tras la desescalada (…) Así que, puesto que este cataclismo sanitario, social y económico les ha acontecido a estos que en la oposición han sido capaces de todo lo inimaginable para hacerse con el poder, solo me cabe aguardar pacientemente a que se coman con patatas toda su ideología, que pasen por el aro sobre lo que nos manden los dueños de Europa (como tuvo que hacer Tsipras en Grecia) y que se desgasten lo suficiente como para que la gente de este país deje de confiar en ellos durante unas cuantas décadas. Así que bueno será que, a la vista de esta papeleta, y dando gracias al cielo de que no esté gobernando la derecha, como en la crisis anterior, al igual que hacen los adláteres de Mr. Fraudez, te animo, querido Berganza, a que al ritmo de la chirigota más castizamente gaditana, entonemos la mentada tonadilla de marras: Palmas, palmitas/ higos y castañitas,/azúcar y turrón/ para mi niño son /Palmas, palmitas,/que viene su papá/ palmas palmitas/ que luego vendrá /Palmas, palmitas, que viene su papá/ palmas palmitas /que en casa ya está/. Un abrazo querido Berganza. Cipión, el cobrador del Frac.
Imperator Sánchez proclama muy sonriente que ya «hemos derrotado» al virus y hemos arribado a la tierra prometida de la «nueva normalidad». Sin pautas comunes para todo el país, y fiándolo todo al civismo de un pueblo que, visto lo visto, tampoco es demasiado cívico (fíjense, si no, cómo el botellón y el cachondeo han retornado de inmediato), el virus rebrota con fuerza y emergen sobre el horizonte sus siniestras e insidiosas esporas. Si esto es un éxito de gestión cuesta imaginar un fracaso...Que venga Dios…y lo vea (o mejor, que no venga aún…por favor, que las trompetas del Apocalipsis esperen un ratito más).
