En ella durmió todo un emperador como lo fue Carlos V de Alemania y I de España. Es junto con el Santuario de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca uno de los pocos conjuratorios que quedan en pie en esta nuestra Región de Murcia. La ermita de San Bartolomé, un lugar por descubrir y con un espectacular mirador.
Con motivo del PROYECTO TURÍSTICO FLORACIÓN la Hermandad de San Bartolomé, con su presidenta Laura Villa a la cabeza, ha tenido a bien de abrir durante los fines de semana de marzo la casa del Santo Patrón de Cieza: La Ermita de San Bartolomé. Debo reconocerles que he visitado muchas veces el templo, más como espacio lleno de historia, que como centro de culto, y en todas ellas siempre me he quedado en la planta inferior, es decir, donde se encuentra situada la talla de nuestro patrón, pero el domingo pasado la historia cambió.
Tras visitar la Basílica de la Asunción decidí caminar hasta la Ermita de San Bartolomé para subir al conjuratorio y ver las interesantes vistas que desde dicho enclave se tienen de la vega ciezana. Nada mas llegar a la cancela del templo Laura ya me lo advirtió: ‘’ El campanario esta abierto’’. ¿El campanario? ¿Qué campanario? Total, que ni corto ni perezoso subí a la planta superior del templo y cual fue mi sorpresa cuando ante mi se abrió una pequeña puerta que daba a unas escaleras rematadas por una ventanita pequeña por donde se accedía a un excepcional mirador. Era casi como una ventanita de cuento. Pequeña y con un fondo blanco como bañado por el sol.
Aquel mirador me dejó prendado, nada más salir de la estrechez de la ‘’puerta’’, si a eso se le puede llamar puerta, se abre ante los ojos del visitante la impresionante protectora de nuestra localidad, la Atalaya. Aquel mirador te permite divisar la huerta ciezana desde el Paraje de la Isla hasta casi los Ejios. Y si eso les parece poco frente a ustedes se abre camino entre las techumbres de las casas del casco antiguo la excepcional Basílica de la Asunción con su torre vigía, pintada de rosa durante este mes.
Cieza tiene excepcionales miradores, sin lugar a dudas, pero de verdad, como ese ninguno. La calma, la tranquilidad, las vistas, el sonido del agua del Segura y el entorno hacen del mirador de San Bartolomé un cachito del inmenso cielo que es nuestra localidad. Solo falta que la hermandad coloque unas sillas y seria aquello algo así como el paraíso en la tierra.
Nada falta en ese mirador. El cielo, la huerta ciezana, el Puente de Hierro, el silencio y CIEZA. ¿Alguien da más? ¿Alguien lo supera? Difícil, de verdad.
Quedé en volver para fotografiar un atardecer sobre las piedras de la basílica, testigo mudos de pretéritos amaneceres..
Si pueden vayan a visitar este mirador. Apenas queda una semana de proyecto turístico. Luego lo tendrán difícil. Si no van, se arrepentirán.
Los tronos se preparan, las marchas procesionales suenan cada vez con mas intensidad, la Casa de los Santos pronto recibirá la primera procesión…
Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida.
