Este año todo era nuevo. La Hermandad de San Pedro cuando apretaba el calor tras la silueta de la Atalaya nos sorprendía con el traslado de sus titulares al templo de Santa Clara. Dejaba para siempre San Juan Bosco, ese barrio que con tanta lucha D. Antonio Salas levantó y formó. Quizás el alma de D. Antonio merodee hoy por las juntas, estofas y policromías de la talla de Palma Burgos, porque si no nadie comprendería como esta hermandad se levanta siempre de las caídas, una tras otra nos demuestra que si tienen cerca al Apóstol y a Cristo expirando en la Cruz ninguna adversidad pudo, puede ni podrá con ellos. Es el gen de sus hermanos, el gen de asombrar tras luchar por cada uno de sus sueños.
Como un sueño el pasado viernes, cuando las campanas repicaban las nueve de la noche, las puertas de la Iglesia de Santa Clara se abrían por primera vez para dejar paso al cortejo de la hermandad de San Pedro Apóstol, por primera vez Cristo tenía frente a frente al apóstol que tres veces lo negó, por primera vez Cieza acudía a este reciente templo para disfrutar del mensaje catequético que año tras año transmite la hermandad de San Pedro cuando pisa la calle. Debo reconocerles que tenía poca confianza en que este traslado funcionara con el cambio de ubicación, no por la hermandad, sino por la amplitud de las calles que recorrería. Pero, qué alegría al sentir que me había equivocado ¡qué alegría ver como las calles estaban llenas de gente!.
San Pedro con paso firme nos dejó estampas que ya forman parte de la historia. Por primera vez el Apóstol recorrió el mismo camino que en una semana recorrerá Cristo, el del Consuelo. Por primera vez los hermanos de San Pedro llenaron el Camino Madrid con sus túnicas azules. Por primera vez el Camino Madrid se plegó al fantástico conjunto cordobés y malagueño. San Pedro caminó majestuoso, sin titubear, como ellos saben hacerlo, con paso firme hasta alcanzar el objetivo, y fue así como en poco más de dos horas pisaron la Calle Cánovas del Castillo. ¡La calle estaba repleta!, como saben los ciezanos recompensar el esfuerzo y la entrega que las cofradías hacen para sacar sus pasos a las calles. No cabía ni un alfiler a las puertas de la Casa Museo de la Semana Santa de Cieza, menos mal que en una sabia decisión el cortejo entró al completo al museo citado anteriormente. Sobre las once y cuarto de la noche la Agrupación Musical ‘’Sones de Pasión’’ relevó a ‘’Medina Siyasa’’ tras el paso del apóstol. Los acordes de ‘’La Muerte no es el final’’ pusieron el toque de emoción y sentimiento a un espléndido traslado. Un traslado que desde el cielo junto a San Pedro dos hermanos de su hermandad lo vieron en el balcón privilegiado de la Gloria. Ahí arriba seguro que están orgullosos de haber sido de San Pedro, pero es que además no me cabe la menor duda de que Cieza se siente orgullosa del paso que dio la hermandad al mantener este traslado, aun cambiando de lugar de salida. Por qué recuerden: San Pedro es la roca sobre la que Cristo edificó su iglesia. Nunca nadie podrá quitarlo de ningún lado, y mucho menos si lleva a sus fieles hermanos.
