Desde el CEIP Pedro Rodríguez dicen haber encontrado a los mejores compañeros de viaje: Portugal, Francia, Hungría, Letonia y Grecia "confiaron en nosotros y en nuestro proyecto. Por ello no podemos menos que agradecerles públicamente su confianza. ¡¡Gracias compañeros y compañeras".
A estas horas, definir inteligencia emocional quizás quede obsoleto, pero es importante remarcar que la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Con el desarrollo de tres aptitudes personales (autoconocimiento, autorregulación y motivación) y dos sociales (empatía y asertividad) podemos conseguir una sociedad más productiva y feliz. La buena noticia es que esas aptitudes se pueden aprender, pero es necesario vivirlo, no se da lo que no se tiene, y en este sentido para transmitir la inteligencia emocional, tenemos que ser emocionalmente inteligentes.
Por ello "nuestro programa va dirigido a toda la comunidad educativa. Tanto las familias, como los profesionales y el alumnado han sido destinatarios del mismo. Por su importancia, y por lo que supone, tanto a nivel personal como colectivo, nos propusimos como objetivo concienciar a los gobernantes para que se incorpore la inteligencia emocional a los curriculums, para ello en cada una de las visitas que hemos realizado a lo largo de estos dos años hemos entregado manifiestos para que las autoridades locales y regionales o estatales fuesen conscientes de la importancia de la inclusión de esta materia en el quehacer diario de las aulas. Y podemos decir que en nuestra Región hemos conseguido un gran avance. Como consecuencia del desarrollo del proyecto, de los 15 centros educativos de la localidad, en siete de ellos se están desarrollando actividades de i emocional con un programa municipal", apuntan desde el colegio Pedro Rodríguez.
En cuanto a localidades, añaden, "hemos ido difundiendo el proyecto por varias de la Región de Murcia y algunas capitales de provincia. Destacar, que la Consejería de Educación se ha hecho tanto eco del proyecto, que en sesiones de formación y actualización de directores de centros educativos se ha introducido sesiones específicas de inteligencia emocional".
Otro dato de interés es la celebración de un congreso sobre inteligencia emocional que se desarrolló en una localidad cercana, que tomó como base nuestras líneas de actuación y al que asistieron alrededor de 1200 personas. "Además nos han solicitado el programa para tomarlo como referencia y ofrecerlo a los centros educativos de la ciudad de Madrid por parte del Ayuntamiento. La divulgación ha sido un éxito. La semilla está creciendo y pronto la sociedad recogerá sus frutos".
En cuanto a los resultados obtenidos en el CEIP Pedro Rodríguez éstos son bastante importantes. Partíamos de una dura realidad. La procedencia de este alumnado, con un 52% de alumnado extranjero, un 17 % de familias desestructuradas y 18 % de familias de etnia gitana, hacía que este centro educativo ciezano no fuese tenido en cuenta por las familias a la hora de matricular a sus hijos durante muchísimos años. El trabajo continuado en inteligencia emocional ha devuelto al centro prestigio. En la actualidad un grupo importante de familias, buscan el desarrollo de la inteligencia emocional para sus hijos en este colegio. Otro objetivo conseguido.
"Y lo más importante, nuestro alumnado y profesorado. Estamos en disposición de decir que estamos inmersos en un cambio metodológico. El desarrollo de tareas está haciendo que el alumnado con menos capacidades participe activamente en las mismas lo cual aminora considerablemente el nivel de conflictos en las aulas". Esto, junto al proceso de aprendizaje iniciado de reconocimiento de emociones y resolución de conflictos está haciendo que el ambiente en el centro vaya cambiando. Que el número de conflictos vaya disminuyendo considerablemente, que el umbral de ruido haya disminuido significativamente. Que los resultados académicos estén mejorando de forma significativa.
"Hemos ayudado a nuestro alumnado y a nosotros mismos a poner nombre a nuestros sentimientos, a identificar los síntomas de enfado y las situaciones que provocan emociones negativas reduciendo los niveles de enfado. Hemos intentado ayudar a que nuestro alumnado, y nosotros mismos a que seamos cada vez más conscientes de nuestras habilidades y limitaciones. Hemos intentando que entiendan la diferencia entre necesidad y deseo, haciendo que disminuyan el nivel de frustración y sean más tolerantes a la misma. Nos hemos adentrado en un sistema de consecuencias, consensuadas y aceptadas por todos. Hemos aprendido a motivar a nuestro alumnado para que tengan expectativas adecuadas, para que fijen sus metas. Con la utilización de un lenguaje positivo hemos querido afianzar su motivación, sus fortalezas haciéndoles partícipes de que si quieren, pueden conseguir todo cuanto se propongan. Hemos intentado hacerles felices", concluyen.
