Conforma el tres de mayo un día que cada año trae un sabor nuevo pero a la vez añejo, una cita donde el pasado se torna en presente glorioso y sobrecogedor, un presente y pasado donde la imagen del Santísimo Cristo del Consuelo atrae a miles y miles de ciezanos y foráneos que no dudan en acudir a las calles del recorrido procesional a rezar, pedir o simplemente observar a la Gloria de Cieza.

La jornada de ayer fue de nuevo lo que todos aquellos devotos de la sagrada imagen esperamos fue un río de devoción, solemnidad y recogimiento al paso del cortejo, un cortejo , que como viene siendo habitual, comenzó a llenar las calles de Cieza cuando el reloj de la Basílica de la Asunción ya marcaba las seis y media de la tarde.

En ese preciso instante la calma se torno en nerviosismo y las miradas se dirigieron al único punto de interés de la jornada, el Cristo del Consuelo, imagen que bajo los acordes del Himno Nacional se puso en la calle pasadas las seis y media de un más que aceptable martes tres de mayo.

Jornada en la que desde la salida de la imagen los ciezanos le muestran ''a su manera'' que no tienen en su corazón más que una sola imagen y que a esa imagen le deben tantas y tantas promesas cumplidas, peticiones reiteradas y recuerdos de los que ya no están.

Es el Cristo Bendito el que a un ritmo pausado, elegante y solemne caminó durante casi tres horas y media por las calles de Cieza, fue desde que la Banda Municipal de Cieza puso en sus atriles ''El Evangelista'' de José Vélez, verdadero himno de la jornada en el tramo de paso lento, cuando las esquinas se llenaron de gente, los balcones apenas tenían un hueco para otear desde su privilegiada visión el cortejo y al fondo lo más radiante de Cieza.

Poco a poco el cortejo avanzaba sublime, pausado pero con paso certero hacia el momento más esperado de la tarde, la llegada al Camino de Madrid haciendo visible el cambio del latir del corazón que paso de latir al compás de marchas procesionales a latir al unisonó de la letra que grabada a fuego está en el corazón del ciezano.

Todo transcurrió como suele ser habitual en la tarde por excelencia del mes de mayo en Cieza, el Camino de Murcia abarrotado de gente, la carretera dispuesta para ser invadida por miles de voces que a coro le hacían su mejor ofrenda a modo de himno, la Banda Municipal haciendo vibrar a los presentes con su interpretación del Himno al Santísimo Cristo del Consuelo, pétalos por doquier al paso de la imagen, miradas perdidas en la milagrosa talla, en fin todo como los ciezanos quieren y configuran la tarde del tres de mayo en Cieza, la tarde de la Gloria Bendita.

Con el repique de campanas y la interpretación de Himno Nacional de España la sagrada imagen entraba en su ermita y ponía así punto y final al ciclo de procesiones pasionarias, dejando ya en el recuerdo el aroma a incienso y flores frescas, los acordes de las marchas procesionales, el bullicio de la gente en la carrera , el tañer de la campana del trono y la cera en los adoquines.

Es ahora cuando todo comienza de nuevo, pero es desde la Pascua de Resurrección desde cuando el cielo ganó un ángel para la eternidad, un ángel que hoy como siempre ha salido al encuentro de su Cristo, pero hoy para ya nunca separarse de Él, desde hoy forma parte de la imagen más devota de nuestra querida Cieza, el Santísimo Cristo del Consuelo.

''Cristo bendito Gloria de Cieza, Consuelo dulce del corazón''...