Una montaña de mochilas se agolpaban a las 7 de la mañana en la Plaza de las Cortes para emprender la aventura que tenían por delante. Aunque era muy temprano, la ilusión se reflejaba en las caras de los chicos, como también se veían las caras de sueño.Tras dos horas de curvas y paisajes espectaculares, llegaron a Nerpio. Sin tardar ni un segundo almorzaron y repartieron las habitaciones en las que dormiríán después de un día agotador, pues fue un día repleto de actividades. Se dividieron los flechas y los arqueros por un lado, y por otro los cadetes. A los flechas y arqueros los monitores del camping les dieron todas las indicaciones para poder hacer todas las actividades de aire libre que realizarían esa mañana.
Luego, se pusieron los arneses para empezar con las actividades. Mientras los arqueros hicieron el Parque Aéreo, los flechas escalaban la escalera pirata y cuando cada uno de los dos círculos terminó de realizar su actividad, rotaron. Los cadetes hicieron rappel en un barranco que se encontraba cerca del camping. Cerdos vietnamitas, guanacos, hurones, conejos, mapaches, una boa, ratones, tarántulas y otros animales fueron los protagonistas de la tarde para flechas y arqueros ya que el camping en que se encontraban contaba con un mini-zoo.
Los flechas exploraron primero el mini-zoo y luego el reptilario y los arqueros al contrario. Los cadetes realizaron una serie de actividades deportivas en la pista donde acabaron los flechas y arqueros jugando al conocido mate. Faltaba todavía la última actividad antes de dormir. En esta ocasión, cada círculo hizo una actividad diferente en la que se relajaron todos juntos: dinámicas, astronomía... Tras estas actividades se fueron a la cama, deseando que llegara la mañana siguiente para seguir disfrutando al máximo de la experiencia.
Ya a las 7 de la mañana se oyeron los primeros susurros, y aunque la diana era una hora más tarde, los chicos ya estaban despiertos. Estaban dispuestos a seguir haciendo actividades y a continuar con la aventura. Quedaba poco tiempo y había que aprovecharlo al cien por cien así que, tras haber desayunado, recogieron las mochilas y sus habitaciones. Flechas, arqueros, cadetes, guías y guías mayores, en una enorme fila india, marcharon rumbo al pueblo de Nerpio, donde pasearon a lo largo de su río, contemplaron paisajes naturales únicos, algún que otro caballo, y también estuvieron descansando en una plaza del puebEnseguida se hizo la hora de comer y ya se iba acercando el final de esta aventura.
Tras degustar la riquísima comida que tenían lista cuando llegaron al camping, terminaron de recoger todas sus pertenencias y montaron en el autobús para regresar a su destino. Una vez más, el objetivo se había conseguido, los niños llegaron al Cieza con una sonrisa de oreja a oreja y es que cada momento, cada actividad, cada acampada, cada charla o cada comida no tiene otro fin para todos que el de que cada uno de los niños disfrute, aprenda, tenga ganas de volver al fin de semana siguiente, pueda contar mil anécdotas e, intentar, que se vayan lo más contentos posibles.
