Ya conocida su distinción, a Miguel Ángel López Nicolás únicamente le quedaba subir al escenario del Auditorium Alfredo Goyeneche para recoger, por segundo año consecutivo, el premio a mejor atleta del año, junto a la saltadora Ruth Beitia.
Antes de ello, hubo tiempo para rendir homenaje a tres de los más célebres atletas de nuestra historia: la marchadora María Vasco, bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y el Mundial de Osaka 2007, Mayte Martínez, también bronce en Osaka, y al actual presidente de la FAMU, Juanma Molina, bronce europeo en Múnich 2002 y mundial en Helsinki 2005, entre otros tantos éxitos. Sería sin duda uno de los momentos más emotivos de la gala.