Los toros de "Los Chospes" sustituían a los anunciados. Deslucidos y sin clase, justos de presencia, algunos anovillados, el segundo fue el de mayor presencia y trapio. Rafaelillo toreo con ganas y oficio a su primero, cortando una oreja y en su segundo, descastado y peligroso sacó a relucir en el último tramo de la faena, la mejor técnica lidiadora, cortando otro trofeo, al matar de estocada entera y descabello.
A pesar de haber cortado una orela en el último del festejo, el joven espada mejicano Diego Silveti, que sustituía a Jiménez Fortes, no dejó gran secuela en el albero ciezano. Su toreo superficial y de escaso contenido, ni siquiera afloro la variedad capotera, tan propia del toreo mejicano. Su cuadrilla pasó apuros en el sexto, en una pésima lidia y peor banderilleo.
En los tendidos se prodigaban comentarios acerca de la ausencia del torero local Francisco Montiel en lugar del mejicano. El coso ciezano, que cumplía sus más de cien años registró media,plaza en tarde gris.