Aquellas frías mañanas de octubre las calles de Cieza se encontraban todavía moribundas en la noche que de nuevo volvería a verla aparecer vestida de hebrea y austera como el tiempo religioso en el que estamos, la cuaresma.
Es la cuaresma el periodo que nos regala estampas insólitas a lo largo del año natural, pero que sin embargo en cuaresma nos las regala para disfrute de los que salen al encuentro de María y la pasión en forma de procesiones. Fue el pasado sábado el primer encuentro con la pasión que ya poco a poco va despertando con los redobles del tambor, el incienso y el florido despertar de la huerta ciezana. Fue el pasado sábado el primer regalo que la Semana Santa nos hace a los cofrades en forma de traslado procesional, fue la primera llamada a la pasión, a la devoción, al lucir de las túnicas y al desfile silencioso y solemne. Fue el sábado el traslado de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, desde su conventual mansión hasta la casa en la que se cuecen a fuego lento las magníficas noches de Jueves Santo, la Casa de Hermandad de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, Hijos de María.
Fue esta hermandad la que comenzó dubitativa la tarde del pasado sábado, a consecuencia de una rápida lluvia que hizo enfriarse un poco el ambiente cofrade, ambiente que rápidamente con el ir y venir de túnicas volvió a ser lo que se esperaba, la primera llamada de la Semana Santa de Cieza. Previo al traslado de la titular de la hermandad y auspiciados bajo las devotas naves del Monasterio tuvo lugar la entronización de la sagrada imagen y el posterior nombramiento de Diego Guardiola Salmerón como Hermano de Honor de la hermandad, hermandad a la que tanto tiempo ha dedicado desde su fundación.
Tras finalizar el acto ya solo quedaba escuchar el redoble del tambor y los primeros compases de las marchas procesionales, fue Soledad Franciscana la elegida y la que arrancó los primeros latidos de pasión de la semana más esperada del año, fue con esta marcha procesional de Abel Moreno con la que el estandarte cruzó el dintel del monasterio, dando comienzo al solemne traslado. Un traslado que tuvo como protagonistas a los niños de esta hermandad, los cuales llenaron el recorrido procesional de alegría, jovialidad y cera, a la vez que de respeto y solemnidad.
Cortejo que poco a poco transcurrió por ese entorno tan íntimo que es la Plaza de los Carros, antiguo hervidero de cofradías pasionarias y que cada año con el traslado de los Hijos de María revive sus años de gloria pasionaria, fue con el paso del cortejo por este privilegiado entorno cuando un grupo de flautas le imprimió la solemnidad propia de este traslado al interpretar ''La Madrugá'', adentrándose con los últimos compases de la obra el cortejo por el Callejón de la Plaza de los Carros, rincón hasta el cual muchísimos ciezanos quisieron acercarse a ver el solemne transcurrir del cortejo. Un cortejo que contó con la presencia en la presidencia en uno de los mejores Hijos de María que ha dado la hermandad desde su fundación, Francisco Marín, Nazareno del Año de la Semana Santa de Cieza 2.016.
De nuevo como otros años el traslado contó con el excepcional acompañamiento de la cada vez más reconocida ''Asociación Musical ''No Tenemos Prisa '' de Abarán, excepcional ejemplo de trabajo y constancia, ejemplificado de la mejor manera que ellos saben hacerlo, interpretando piezas como Jerusalén, Solemnidad o Virgen de Gracia y Esperanza , fue esta banda la que al llegar a la Calle Diego Tortosa puso los sentimientos a flor de piel, pues con la interpretación de Caridad del Guadalquivir entró el trono en la casa de hermandad, con un suave y acompasado paso que le imprimieron las hermanas de esta cofradía , anderas esa noche de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza.
En el corazón ya comienzan a fluir los recuerdos que permanecían dormidos, recuerdos que volverán a aflorar el próximo Jueves Santo cuando de nuevo a las ocho y cuarto de la tarde Nuestra Señora de Gracia y Esperanza se haga protagonista de la tarde del Jueves Santo según Cieza.
