Tras una salutación por parte de alumnos de la autora, José S. Carrasco, director del IES Diego Tortosa, prologuista de la obra, hizo la presentación del libro, afirmando “que es un libro tan poliédrico como la autora. Es por ello por lo que no se deja encasillar fácilmente, no cuadra en los cánones clásicos que usamos en la enseñanza de la Literatura. Y es que no sería propio de esta autora el que nos regalara un libro de poemas al uso, o una narración tradicional o una pieza teatral que siguiera los moldes típicos o un ensayo con los cánones del género. Nada más lejos de la realidad de estos retales acumulados por María Parra, porque en ellos se combina lo ensayístico con lo narrativo, lo dramático con lo lírico, el verso y la prosa, el estilo directo y el indirecto, es decir, es todo un compendio de lo que da de sí el fenómeno creativo en literatura”.

Carrasco continúo diciendo que incluso en la prosa, sobrevuela siempre un halo lírico porque la autora se siente fundamentalmente poeta. Junto a este tono, señaló que “recorre el fondo del libro, una defensa del arte en su sentido más amplio, desde la pintura a la literatura pasando por la música”.

A continuación se estableció un coloquio con la autora sobre determinados aspectos del libro, que fue salpicado con citas textuales del mismo. Sobre el arte, María Parra manifestó que “el arte lo es todo. El mismo hombre es una obra de arte. También una mariposa está llena de arte por su colorido, o por su baile entre las flores, o por su frágil belleza. Incluso existe el arte de lo caótico donde reina la estela que deja nuestro transcurrir diario en ese azúcar derramada o en esa ropa sin recoger...rotulada con un” Ya lo haré”... ¿O acaso no existe el arte de la mirada?, ¿o el arte de la palabra?, ¿o el arte de amar?. Todo es arte, insiste Parra, todo es crear sobre lo existente para construir lo inexistente”.

Al ser preguntada por las palabras nuevas, inventadas por ella, que aparecen en su libro, la autora contestó que “no son equivocaciones, sino recreaciones. Necesitaba recurrir a nuevas palabras para recrear esa plasticidad que dota de magia a la literatura. Verditierra porque en nuestro valle los colores se impregnan entre sus surcos deshidratados, parasiempre, porque la palabra evita el olvido, micronubes porque su tersura sabe a bebé…”.

La autora acabó su intervención con un poema sobre la inmortalidad del fenómeno artístico.